Entre el 22 y el 25 de julio de 1797 el almirante de la Real
Marina Británica, Lord Horacio Nelson, atacó
la ciudad de Santa Cruz de
Tenerife con la intención de someter esta isla canaria al mandato
de la Corona
Británica. Las fuerzas invasoras contaban con 4 navíos, 4 fragatas y
900 hombres para realizar el desembarco. La defensa, al mando del general Antonio
Gutiérrez de Otero, estaba compuesta principalmente por
milicias populares, unos 1.700 efectivos, pues la plaza contaba con pocos
militares. Las pérdidas humanas fueron, por parte británica, 349 bajas: 44
muertos en combate, 177 ahogados, 5 desaparecidos y 123 heridos; entre ellos el
propio Nelson que perdió el brazo derecho durante el ataque. Las bajas canarias
se redujeron a 72: 32 muertos y 40 heridos. No es mi intención hacer un
relato histórico de la gesta sino reflexionar sobre el culto que
tradicionalmente se les ha dispensado a los invasores y conquistadores. No creo
que el hecho de agredir, matar, destruir o amenazar usando la violencia, sea en
nombre propio -como los piratas- o en nombre de una nación -como los militares-
pueda ser considerado digno de elogio. Solamente la defensa privada o pública
de la vida y la propiedad puede ser tenida por un acto legítimo y noble.
La admiración por la gestas militares ha sido tan alta en la historia, que
la propia ciudad de Santa Cruz de Tenerife, olvidando el oprobio del inglés
atacante y deshonrando la memoria de sus defensores muertos y heridos, posee
una calle dedicada al insigne pirata.
El único homenaje a las víctimas del ataque de 1797
lo constituye una estatua de bronce "El grito" o "La mujer
embarazada", alegoría a la desesperación y el dolor de una madre que
pierde a su hijo. Y también, la modesta calle dedicada al héroe de la defensa,
general Gutiérrez.
Que la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, después de
haber borrado los nombres de muchos militares españoles que
participaron en la guerra civil (1936-1939), mantenga la calle dedicada a
Horacio Nelson, un pirata al servicio de la corona británica, es una
ofensa a la memoria de los canarios que defendieron la ciudad, a sus
descendientes y a los actuales ciudadanos de Santa Cruz. Nunca sabremos si los muertos, heridos y familiares de los
caídos en la contienda hubieran perdonado tan infame e injustificada agresión pero, aunque así
fuera, no parece apropiado que los gobernantes de un pueblo digno y honrado,
como el santacrucero, honren la memoria del jefe de una banda de criminales. Por ello,
propongo que el nombre de la referida calle Horacio Nelson, situada en el
barrio de Salamanca de la capital tinerfeña, sea sustituido por el de
"Defensores del 25 de Julio" o "Héroes del 25 de Julio".
Heroe si, realmente lo fue y lo será porque con su experiencia defendio la corona británica.y a dejado su legado para que lo conozca el mundo entero.
ResponderEliminarParticipo en otras batallas quizas ahora estos paises no serian grandes por ellos.
Pero la verdad duele mi amigo es un Heroe el Nelson.
No como los colonizadores españoles que llegaron a otras tierras,traicionado la confianza de otros seres humanos,robando,violando a sus mujeres,matando y esclavizado a sus indios y imponiendo sus leyes en culturas mas avanzadas quelas de ellos y llenos de riqueza de todo tipo.estos son llamados hoy dia como PIRATAS!.
Nelson era un Pirata, que venia a matar, violar y robar, Gutiérrez debio colgarle, sin el brazo una vez repuesto. Cierto que a los seis meses la FLEET arrasaría Canarias ya que el apestoso Carlos IV no nos hubiese defendido, y hoy quizás seriamos miembros de la Commenwealth con estatuto Gibraltareño. a reflexionar
ResponderEliminarademás, en Trafalgar Sq existiría cualquier otro monumento y la Batalla de trafalgar la Hubiésemos ganado sin duda. Porque era un Gran profesional del mar y de la Guerra, y tenia dos atributos bien puestos y Gravina se hubiese merendado a cualquier otro pero no a el
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