sábado, 22 de agosto de 2015

Los derechos espurios

Espurio significa falso, ilegítimo, no auténtico. Hoy escribiré sobre los derechos espurios que, desgraciadamente, abundan en casi todas las legislaciones. En primer lugar, derecho y obligación son dos elementos indisociables en toda relación jurídica. El derecho a la vida de toda persona implica la obligación del resto de la humanidad de respetar su integridad física, es decir, de abstenerse de agredir a esa persona. El derecho de propiedad implica el deber de los demás de respetar y no violar la propiedad ajena. Este tipo de derechos se denomina “negativo” porque implica una prohibición del resto de personas, es decir, implica la no interferencia y la abstención de actuar de los demás. El derecho “positivo”, en cambio, es aquél que para que sea satisfecho requiere una obligación de actuar de otra parte. Si aceptamos que los niños tienen el derecho a ser alimentados, alguien tendrá el deber de alimentarlos -normalmente sus padres. El derecho "negativo" implica la no interferencia o abstención de actuar mientras que el derecho "positivo" implica una servidumbre de actuación por parte de alguien. El problema de los derechos espurios aparece cuando el legislador, ya sea movido por su ideología, por necedad, por populismo o por una mezcla de todo lo anterior, pervierte un derecho negativo en positivo. La Constitución española de 1978 es un buen ejemplo de mala legislación (valga la redundancia) pues ha creado ex nihilo derechos inexistentes. El derecho a la vivienda (o al trabajo) es espurio porque nadie tiene el deber de proporcionar una vivienda (o trabajo) a nadie. El dirigente comunista Julio Anguita se quejaba amargamente de que la Constitución no se cumplía porque había españoles sin casa y sin trabajo. Los marxistas, los colectivistas, los enemigos de la realidad, los ignorantes, los positivistas, los constructivistas y los imbéciles -entre otros- creen que es posible resolver los problemas del mundo mediante simples actos legislativos. No son capaces de distinguir entre Ley y legislación. Supongo que no han leído a Hayek ni a Leoni.
F. Hayek y B. Leoni 

Para crear derechos espurios, a su vez, es preciso apoyarse en otras mentiras y falacias. Una de ellas es el colectivismo metodológico, que consiste en atribuir personalidad a entes que carecen de existencia real. La “sociedad”, el “pueblo” o la “nación” no poseen derechos ni obligaciones, sólo los individuos son sujetos del Derecho. Cuando afirmamos que una empresas u organización tiene derechos y obligaciones, estas sólo pueden recaer en sus propietarios, que son de carne y hueso. Si alguien dice que los indigentes tienen derecho a una vivienda y que la sociedad tiene la obligación de proporcionársela estamos afirmando, implícitamente, que todos los no indigentes -personas particulares- tienen el deber de ayudar a los que no tienen medios económicos. Pero el deber relativo a la caridad (o solidaridad) es, en todo caso, un deber moral y no un deber jurídico. Los políticos son muy dados a ser "solidarios" con el dinero confiscado violentamente a los contribuyentes. La legislación no puede crear derechos de la nada como quien saca un conejo de la chistera. Los derechos son preexistentes a los legisladores y estos, en el mejor de los casos, tan sólo pueden reconocerlos. Los adoradores del Boletín Oficial creen ilusamente, por ejemplo, que los salarios pueden subir por arte de magia legislativa -leyes de salario mínimo- y no mediante un aumento de la productividad del trabajo. En general, todo el derecho laboral es espurio y debería ser abolido pues no sólo es injusto sino que es la principal causa del desempleo. 


También es posible crear derechos espurios apelando a la igualdad de oportunidades, otro mito que es preciso refutar. La igualdad de oportunidades no existe, lo que sí existe, afortunadamente, es la diversidad de oportunidades. El derecho a tener una mejor oportunidad es espurio, no es real, porque nadie tiene el deber de proporcionar oportunidades. Por ejemplo, el derecho a obtener una “beca pública” es falso porque para sufragarla debemos primero robarle el dinero a alguien; solo las becas privadas son legítimas porque se obtienen mediante un acto voluntario llamado donación. Todos aquellos “derechos” cuya satisfacción implique la violación de otros derechos que son efectivamente legítimos -como el derecho de propiedad- son espurios, en concreto, todos los denominados derechos “sociales”. Los políticos de las islas “afortunadas” (cuya labor padecemos estoicamente) afirman que los residentes en las islas pequeñas deberían tener las mismas oportunidades que los residentes en las islas grandes (capitalinas) y han hecho recaer en las empresas privadas de transporte aéreo y marítimo el correspondiente “deber” de hacer más viajes de los que requiere el libre mercado. Obligaciones (espurias) de Servicio Público es la ley que se han sacado de la manga estos enemigos del Derecho sin que los canarios sean capaces de asociar los fenómenos concatenados causalmente: derecho espurio, intervencionismo, monopolio y precios de monopolio.

Entrevista en Esradio (03/03/2016), sobre los derechos espurios.

lunes, 3 de agosto de 2015

Sobre la peseta y el euro


Después de trece años de la entrada en vigor del euro sigo escuchando con frecuencia que el cambio de pesetas a euros ha supuesto un encarecimiento general de los precios y una pérdida de la capacidad adquisitiva de los españoles. Hoy pretendo analizar el fenómeno de cambio de moneda para llegar a una conclusión aparentemente paradójica: el cambio de moneda, per se, no puede provocar inflación de los precios en la economía. La subida de los precios debe justificarse por otras causas que pasan desapercibidas. 

Empezaremos definiendo la inflación como un cambio en la relación monetaria, es decir, es el aumento de la cantidad de dinero en circulación con respecto al stock de productos y servicios que existen en un mercado. Podemos señalar tres causas de la inflación: a) el gobierno (a través de su Banco Central) imprime billetes y gasta ese dinero en atender sus fines. Este incremento de la masa monetaria reduce la capacidad adquisitiva del dinero teniendo para los consumidores un efecto equivalente a una subida de impuestos. b) los bancos, orquestados por el Banco Central, otorgan créditos (depósitos) sin que haya habido ahorro genuino (Banca con Reserva Fraccionaria). Ahora, en la expansión crediticia, son los bancos quienes se lucran ilegítimamente a expensas de los consumidores. Estas dos causas producen perversas distorsiones en la economía y constituyen un robo encubierto de la propiedad privada de los ciudadanos. La tercera causa es la que más nos interesa hoy: c) los consumidores deciden reducir sus saldos de dinero en efectivo y este dinero afluye a la economía en forma de mayor consumo. 

Veamos un ejemplo. Tras la entrada en vigor del euro (2002) los periódicos pasaron de costar 100 pts. a costar 1 € (166 pesetas) ¿acaso no es esto una subida brutal del precio? Mediante el "hiper redondeo" los vendedores suben el precio de ciertos productos aprovechando la dificultad de los compradores para realizar sus cálculos económicos en la nueva moneda. Pero nadie puede sentirse estafado. Calculadora en mano, algunos consumidores simplemente dejan de comprar prensa escrita; otros son conscientes de la subida de precios (+66%) pero siguen consumiendo periódicos a pesar de todo (consumidores cuya demanda de periódicos es inelástica). Pero si un consumidor gasta cada mes 12€ extra en prensa (40 cent. x 30 días), ceteris paribus, deberá forzosamente de abstenerse de gastar 12€ en otros productos. La subida de precios del periódico se compensa con la bajada de precios de otros productos que dejan de consumirse o que se consumen menos. El cambio de moneda no implica que haya más cantidad de dinero en la economía (única causa de la inflación) y la mera sustitución de pesetas por euros no justifica la subida de los precios. 

Supongamos ahora que estamos en un escenario donde a) y b) no se producen o lo hacen de forma mínima; la única explicación de la subida de precios es la tercera causa: el "desatesoramiento". Los consumidores mantienen habitualmente en su poder saldos de tesorería, dinero en efectivo en la moneda que pronto va a desaparecer (peseta) y parte de ese dinero,  especialmente aquél que ha sido salvado de la confiscación -dinero negro- afluye a la economía en forma de nuevas compras. La cantidad total de dinero en la economía permanece invariable, por tanto, técnicamente no hay inflación monetaria, pero los precios suben porque los consumidores dejan de retener una parte del dinero atesorado y esa mayor afluencia de dinero puja por el mismo stock de bienes. Este fenómeno es inducido durante la transición a la nueva moneda. Una vez que los consumidores se acostumbran a hacer cálculos en euros, lo cual puede llevar un número considerable de años, y una vez que los efectos de la subida de precios por desatesoramiento se reparten por toda la economía, la situación vuelve a estabilizarse y la nueva moneda rinde su servicio en condiciones normales.