El "Gran Debate", como pomposamente titularon los organizadores del pasado cara a cara televisivo entre Rubalcaba y Rajoy resultó ciertamente decepcionante. Cada candidato se presentó con la lección aprendida y más que un debate la discusión parecía seguir un guión preestablecido. De hecho, Rajoy, por dos veces espetó a Rubalcaba: "Sabía que usted me lo iba a decir...". En fin, asistimos a un montaje espectacular de medios y marketing televisivo para tan poca cosa.
Es cierto que en España hay 5 millones de parados y que los aspectos económicos y laborales son una gran preocupación de los ciudadanos. Sin embargo, en España somos 46 millones y a todos -parados y activos- nos interesan muchas cosas que a modo de "pacto entre pillos" no se dijeron.
Ni una sola mención a la corrupción política, a mi entender, principal problema de España.
Ni una sola mención a la politización y manipulación de la Justicia y tampoco a su lentitud e ineficiencia.
Ni una sola mención (salvo el asunto de las Diputaciones) al cáncer que supone la estructura política del Estado, con 4 niveles administrativos, y que todos debemos sostener a costa de rascarnos el bolsillo.
Ni una sola mención (salvo el asunto de las Diputaciones) al cáncer que supone la estructura política del Estado, con 4 niveles administrativos, y que todos debemos sostener a costa de rascarnos el bolsillo.
Ni una sola mención a eliminar el Senado, institución claramente prescindible.
Ni una sola mención para eliminar las asignaciones económicas que reciben los partidos políticos y sindicatos.
Ni una sola mención para citar el papel mafioso de los sindicatos, corresponsables de tantas empresas destruidas.
Ni una sola mención a las miles de empresas públicas creadas principalmente por PP y PSOE en todos los niveles de la Administración y que han servido para robar el dinero a los ciudadanos (vía impuestos) y regalárselo a sus afiliados, amigos, primos, cuñados, queridas y demás fauna que habita en el clientelismo político.
Ni una sola mención para modificar el sistema electoral. Rubalcaba mencionó (poner una cruz) tímidamente instaurar las listas cerradas, y la pregunta es: ¿por qué en 7 años no lo han hecho?
Ni una sola mención a las miles de empresas y autónomos jodidos porque los ayuntamientos no les pagan sus facturas y los mandan a la quiebra; ¿cuantos alcaldes han ido a la cárcel por no pagar?; eso sí, en el primer pleno de cada legislatura todos los concejales votan por unanimidad su propia subida de sueldos. ¡Menuda panda de mamones!
Ni una sola propuesta para rebajar las tasas excesivas que los ciudadanos debemos pagar a notarías y registros de la propiedad.
Ni una sola propuesta para eliminar la obligatoriedad de pertenecer, por cojones, a los Colegios Profesionales; cuando debería ser voluntario tal y como se hizo con las Cámaras de Comercio.
Ni una sola propuesta para reducir el estatus faraónico y ostentoso de los altos cargos públicos, diputados, senadores y demás "señorías" cuando están en activo y cuando se jubilan.
Ni una sola mención para abolir los privilegios manifiestamente inconstitucionales de la Iglesia Católica y la asignación de 10 mil millones de euros que recibe del Estado.
En fin, no quiero extenderme más, pero lo importante del "pequeño debate" y "gran farsa" no fue tanto lo que dijeron sino lo que culposamente ambos pillos callaron. Señores Rucalcaba y Rajoy, algunos españoles no somos idiotas y todavía nos queda algo de sesera para culpar a los dos grandes partidos de la mierda de país que tenemos.