Veo que eres creyente y por eso me mandas algunos emails, en copia oculta (CCO), sobre Jesús, la fe, los milagros y demás temas que reflejan tu espíritu evangelizador y propagador de la fe católica. Esos correos no me importunan ni tampoco me ofenden.
Mis padres no eran personas religiosas pero quisieron educarme en las Escuelas Pías, cosa que les he agradecido, ya que recibí una buena educación. En diez años en el colegio, tuve tres incidentes desafortunados con dos curas y un profesor civil que forman parte del pasado y no me han dejado secuelas. Las cosas que hicieron nada tuvieron que ver con la religión.
Fui bautizado, hice la primera comunión, fui confirmado, me casé por la iglesia y mis dos hijos también han sido bautizados como católicos. Mi mujer tiene mucha fe (toda la que a mi me falta) y es catequista en la parroquia.
No creo en lo sobrenatural, es decir, soy ateo (ahora nos llaman Brights). No tengo suficientes evidencias (como decía Bertrand Russell) para pensar que Dios exista; tampoco puedo negar su existencia pero la considero altamente improbable. A pesar de ello, participo en los actos religiosos por respeto a las tradiciones o a las personas; por eso coincidimos esta semana en la misa de difuntos de nuestro amigo Felicísimo. Soy un católico cultural.
La historia que me envias de Juan Pablo II y el Gran Rabino de Israel Meir Lau nos enseña que, de forma prácticamente generalizada, cada uno posee las creencias religiosas de sus padres; cada cuál posee el Dios de su familia. Tener una determinada religión es un hecho circunstancial. Si hubiéramos nacido en Egipto seríamos musulmanes en lugar de católicos y si hubiéramos nacido en Grecia hace 2.000 años hubiéramos creído en Zeus y Apolo.
Para terminar este alegato, no me importa, querido amigo; que me envíes todos los email religiosos que desees, siempre y cuando admitas el principio de reciprocidad: Que yo también te envíe emails argumentando en sentido contrario, o haciendo apología de la razón, sin que por ello te sientas ofendido. Espero tu respuesta.
Recibe un fuerte abrazo. Pepe.
Me gusta mucho el tono general de la carta. Destila respeto. Eso es lo que se espera de nosotros. Es la "vieja" asertividad: tu dices...y ahora yo te digo. Solo un pero: no creo que a ti te falte fe. Ya se que es una forma de hablar.
ResponderEliminarCierto Jesús, la frase correcta sería: "Toda la que yo no tengo". Gracias.
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