«Dad a Dios lo que es de Dios» también es una creencia, pero la religión no obliga a aquellos que no participan de la fe. La religión predica la solidaridad, pero no la impone bajo la forma de impuesto. La Iglesia católica no obliga al ateo o al creyente en otro credo a cumplir sus preceptos y a admitir su moral heterónoma pero, paradójicamente, justifica la violencia que ejerce el Estado (2240): «La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos, el ejercicio del derecho al voto, la defensa del país: Dad a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor» (Rm 13, 7). A alguien se le permite no creer en Dios, pero nadie debe resistirse a creer en el Estado, el Dios de dioses. Los alemanes no-católicos están exentos de pagar el impuesto eclesiástico pero el que no cree en el Estado no merece el mismo trato. Lasalle dijo: «El Estado es Dios», pero muchos parecen asumir implícitamente que el Estado es un Dios superior.
lunes, 1 de febrero de 2016
El Estado es Dios
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